Llevo un par de meses sin publicar nada porque al igual de todos estoy disfrutando de las vacaciones, pero este verano ha sido muy especial y quería hacer una recapitulación aquí.
Especialmente hoy voy a hablar de Nueva York.
Sé que suena a cliché pero esta ciudad es mágica.
La ciudad que nunca duerme me acogió apenas tres días pero fue lo suficiente como para enamorarme de ella y tener muchas ganas de volver.
La gente habla de Nueva York como la mejor ciudad del mundo, y realmente ahora entiendo por qué.
Al pasear por sus calles eres capaz de ver el mundo entero reflejado en la gente que va andando por esas calles. Gente de todo tipo y de todos los lugares, que encajan a la vez en ese fantástico lugar que es la Gran Manzana. Sentirme parte de aquello fue grandioso, porque por muchas diferencias que podáis ver que tenemos con un país como Estados Unidos, eso allí da igual.
Nadie es de Nueva York pero todos son neoyorquinos, y es un ambiente que absorbe.
Yo al menos me sentí aceptada, sin tener que preocuparme de no pintar nada allí porque realmente sentía que sí lo hacia, y puede sonar descabellado pero pensaba que de verdad ese sería mi sitio en algún futuro.
Pensar que estabas bajando la misma calle que Sinatra o Woody Allen, que pisaste el campus donde estuvieron Kerouac o Ginsberg en su juventud, pasear por las galerías por las que un dia estuvo Andy Warhol, o ver la realidad que en su momento (bastante cambiada) vio García Lorca te hace sentir a la vez muy pequeño y muy especial. A lo mejor dentro de 70 años piensan en mi cuando se sienten en un banco de Central Park, y ese pensamiento solamente me es suficiente como para ser mejor y luchar por conseguir lo que quiero.
De verdad que no puedo explicar por qué me ha influenciado tanto este viaje, solo puedo saber que lo ha hecho y mucho, y que por una vez en mucho tiempo me sentí como en casa en un lugar que no lo era de primeras.
Ojalá podáis sentiros así en algún sitio algún día, porque seguramente mucha gente no llegue a tener la suerte de poder viajar y experimentar este tipo de cosas, y por ello me siento muy afortunada de haber tenido la oportunidad de estar allí, y de haber crecido muchísimo como persona en el proceso.
Viajar te brinda la oportunidad de ver la realidad desde otro punto de vista. Mucha gente viaja y sigue con sus costumbres, comiendo lo mismo que harían al estar en casa, pero esa forma de turismo a mí no me parece la mejor. Al viajar y sumergirte en una cultura distinta aprendes que no todo es como te han enseñado, que hay millones de posibilidades distintas y que no todo es blanco o negro.
Al ver la vida desde esta otra perspectiva me he dado cuenta de muchas cosas, y quizás parezca una estupidez porque apenas soy una adolescente pero creo que sentirse así solo te sientes una vez, y es frustrante no poder estar donde realmente crees que deberías estar, pero volveré, estoy segura, y sé que cuando vaya seré alguien completamente distinto, pero estoy dispuesta a dejar que las experiencias vividas allí, con la gente que conocí me moldeen y formen una persona que creo que es mejor que la de antes.
Por todo esto y más, su arquitectura, su cultura, su historia y su gente, yo también pienso que Nueva York es una de las mejores ciudades del mundo, pero no la que todos vemos, sino la que yo considero ahora Mi Nueva York.
Espero verte muy pronto otra vez.