sábado, 18 de enero de 2014

Somos un barco a la deriva, a veces hay que coger el timón y virar a babor, y otras simplemente quedarnos en una ruta rumbo a estribor hasta que encontremos tempestades.
Ayudar a la gente, para mi, es la mejor sensación que uno puede experimentar.
Uno trata, en mi caso, de que sus palabras tengan importancia para quien las recibe, a veces unos se lo toman a bien y otras puedes llegar a ofender a alguien, pero al menos sabes que lo que dices, transmite sensaciones a los demás.
Y en los casos en los que escribes para alguien, que puede estar psicologicamente mejor o peor, esperas que tus palabras solo ayuden a encontrar una salida a sus problemas. Puedes acabar de dos formas, la primera, que te odien por intentar hacerles creer algo 'inexistente', o la segunda, y mi favorita, es que la historia acabe bien, que de verdad hayas contribuido a la causa, aunque sea con un minúsculo granito de arena, que por pequeño que sea, habrá importado a esa persona, y posteriormente te ayuda a ti también, al sentir que no todo lo que dices es tan malo, y que hay gente que se puede beneficiar de lo que dices.
Me he dado cuenta de algo muy preocupante, manteniendo una conversación normal, con una compañera, salió un tema que me es muy interesante. Ella comentó lo libre que se sentía por haber podido salir de compras y gastarse todo el dinero que ella gustase en inútiles y prescindibles caprichitos.
Con esto yo maticé que eso no se acercaba nada a la libertad, a lo que contestó con una mirada de estupefacción y sorpresa.
Lamentablemente, en esto nos hemos convertido, seres reprimidos que piensan que son libres, cuando están atrapados dentro de una jaula, de la que no sabemos las dimensiones pero si sus limitaciones. Yo soy de esos extraños especímenes que tratan de romper las barreras que nos han asignado sin razón alguna, y afortunadamente hay unos pocos locos más que secundan mi causa, espero que al leer esto alguno de vosotros no me tome por demente y  recapacite sobre esto y piense que un día cualquiera, como hoy, como mañana, podemos nosotros mismos cambiar nuestra vida, sin ayuda de un tiempo o unas circunstancias forzadas, que imponen la evolución de nuestra existencia, en ese momento en el que decidimos en nuestra vida, en el preciso instante en el que tomamos el control de las riendas, es cuando posiblemente una persona sea más libre. No hay que confundirse,elegir qué ropa ponerse, qué comida preparar, o si preferimos café con leche o sin, no es ser libre, lo que nos hacen creer día a día que es la libertad, solo es una tapadera que nos hace creer una realidad inexistente para que, básicamente, ellos puedan controlarnos, para que puedan decidir por nosotros, decisiones que solo nosotros tenemos la potestad para tomar, ya que es solo nuestra, de cada uno de todos nosotros, como individuos únicos y lo suficientemente maduros como para darnos cuenta de las cosas y optar por el camino que mejor creemos sea para nosotros.
Por ello, un día cualquiera como hoy, como mañana, pero no como ayer, porque todo este tiempo pasado, en el que hemos sido presos de nuestra propia ignorancia, ya no hay como cambiarlo, pero el mañana, está por ver y tenemos el derecho de decidir nuestro futuro, de cambiar nuestro presente y de ser libres por fin.

jueves, 16 de enero de 2014

Navidad- La meilleure époque d'anée
La Navidad, adornos, luces, millones de regalos envueltos en bonitos estampados, unos infantiles, otros mas sofisticados..
Pero sobretodo la Navidad se caracteriza por desprender un aura de felicidad a la mayoría de la población, que entusiasmada, recorre las calles y las carreteras del mundo para reencontrarse y reunirse con todos sus familiares y seres queridos.
Pero llega un momento en nuestras vidas, en el que esta festividad, ya no es ese momento del año, que alcanzamos al inicio del invierno con una ilusión que ilumina nuestras caras, un día se pierda esa inocencia y nos remitimos a pasar estos días, dentro de una gran farsa, en la que participamos un mundo entero...