jueves, 19 de junio de 2014

Creo que todos necesitamos alguna vez huir de la realidad, y no huir físicamente en el sentido de poner tierra por medio.
Si no, distanciarnos emocionalmente, buscando una vía de escape, algo que nos haga estar en un lugar materialmente, pero vivir mundos diferentes en nuestra mente.
Hay gente que se respalda en la bebida, otros en la droga, todos necesitamos un lugar a donde poder huir, yo en cambio, me resguardo en la escritura.
Muchas veces he querido expresar un millón de sentimientos,de ideas, y solamente las he visto reflejadas de verdad cuando las escribía yo personalmente, de mi puño y letra.
La satisfacción personal me llega cuando veo en las hojas de mi cuaderno miles de palabras escritas con tinta, no en un teclado. Pienso que el valor de muchas cosas se pierde actualmente por la tecnología, y en su parte la escritura es una de estas cosas.
Las nuevas generaciones no encontrarán la belleza de un papiro egipcio, ni en una máquina de escribir antigua. Ellos aprenderán ortografía gracias al corrector automático de su móvil, y acortaran sus frases todo lo posible.
Tengo esperanza en que habrá algunos, como yo, que encuentren pasión por las letras, cada una de estas letras, que hábilmente combinadas dan forma a algo que nos hace diferentes a los demás, la lengua.
Que extraña suena tanta idolatración a algo tan básico, que usamos a todas horas, y que necesitamos para muchas cosas a lo largo de nuestra vida, por no decir para prácticamente todo.
Y es que yo, no necesito droga alguna, ni bebida, una pluma y un papel me reconforta más que ninguna de estas cosas. porque la escritura para mí, es como la ambrosía para los dioses del Olimpo, necesaria para vivir, como la sangre que recorre mi cuerpo.

miércoles, 18 de junio de 2014

Allí entre los árboles del bosque, se escondía.
Intentando refugiarse de algo que llegaría inevitablemente.
Hacia varios años ya que decidió retirarse en aquellas tierras, pensando que seria el mejor remedio.
Nunca quiso admitir, que realmente había huido por miedo, miedo a algo que marca un hito relevante en nuestra vida, un hito que nos iguala a todos.
Era comprensible, pasados ya sus 50 años, que estuviese asustada.
Su vida durante este retiro era muy sencilla, a pesar de la edad tenia el ingenio suficiente como para poder sobrevivir allí sola. Su escondite era un tanto peculiar, y hábilmente construido. La gran gruta erigida entre las raíces de los pinos era toda una maravilla arquitectónica, además de que su ubicación le aseguraba una gran protección.
De ella poco había que decir, una señorita de alta cuna, nacida en el seno de una familia importante de Londres. Ella era todo lo que su madre nunca quiso que fuera.
Soltera, había pasado la mayoría de su tiempo estudiando a alguna civilización perdida del sureste asiático, o escribiendo alguna de sus historias de novela policíaca, que trataban de mujeres diferentes al resto, como ella. Y esto nunca fue aprobado por su familia, principalmente por su madre, que lo aborrecía. Tenia un futuro diferente preparado para su niñita, que nunca aceptó casarse con los jóvenes que le proponían una tranquila y aburrida vida entre las élites de la ciudad.
Por todo esto, no tuvo reparo alguno en escapar de la sociedad, que tanto la había criticado, cuando tuvo la oportunidad...