Nuevos aires soplan en mi vida.
No sé ni cómo ni por qué, pero me siento otra, una nueva pero parecida, más libre y más ligera.
Echo la vista atrás y no consigo enmarcar el momento exacto en el que la brisa ha cambiado de rumbo, sólo sé que me empuja con intensidad hacia nuevas direcciones.
Es difícil saber a dónde me llevará este huracán inesperado, pero por ahora me limito a disfrutar, poniéndome cómoda mientras floto entre sus brazos que me guían con fuerza.
Espero que los nuevos destinos sean comparables a todos los que ya he investigado en otras ocasiones. Me da la sensación de que pueden ser incluso mejores, todo depende de quién me acompañe durante este viaje
Nuevas compañías que refrescan mi jardín, aquel que en algunos momentos dejé seco y olvidado. No volveré a menospreciar mis frutos a favor de los demás. No pararé hasta sembrarme una y otra vez para florecer en todas mis primaveras.
Sé que aún sólo hay brotes, y que los troncos del pasado permanecerán aunque les haya cortado las ramas y luzcan sombríos, pero no por ello dejaré de lado mis propias semillas.
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