jueves, 15 de noviembre de 2018

Estoy muerta en vida, asesinando mi propia existencia,
envenenando mi cuerpo con el arsénico que fabrican mis neuronas.
No sé si existe el autocrimen perfecto, pero yo construyo el mío paso a paso como si de una novelista de suspense me tratara.
Las lágrimas explotan en mis pupilas como dinamita, quebrando un poco más esta fachada que intento mantener
Me quiebro, siento la tormenta formarse en mis entrañas y cómo el seísmo se traslada por todo mi cuerpo.
Tiemblo, ya no sé si de frío o de miedo.
A veces deseo encontrarme con la mirada de Medusa entre la gente de acero, para petrificar con sus ojos todo este dolor que cargo a mis espaldas.
Ojalá ser de acero yo también, ojalá dejar de sentir esta pena desgarradora, causada por el oscuro augurio de un futuro vacío.
No soy capaz de sostener la agonía de hoy pero pienso que cargar también con la de mañana aminorará su peso.
Juego con la idea de adelantar el desenlace de todo esto, de ser mi propio verdugo.
Intento recabar la fuerza suficiente como para desechar mis pensamiento y conseguir prorrogar mi ruina.

viernes, 30 de marzo de 2018

Regresión.

Él me acecha de nuevo como si fuese mi sombra. Siempre paciente, me aguarda vigilante, esperando el momento de transformarse de nuevo en mi peor pesadilla.
Mantengo las distancias pero está eternamente ahí con su mirada penetrante.
Somos viejos conocidos y ambos sabemos qué ocurrirá cuando me encuentre de nuevo.
Al fin y al cabo, sé que sigue formando una parte de mí.
Me alejo, y cuanto más cerca creo estar de la vivacidad de nuevas sensaciones, él retorna con su rostro lúgubre.
Sabe que le temo pero que aún así siempre he encontrado nuestros encuentros algo románticos, algo estéticos. No puedo resistirme a pensar en todo lo bello que hay en esta angustia.
Hoy lucho con todas mis fuerzas para que no me alcance de nuevo, para que no me abrace con sus sucios y largos brazos y vuelva a recluirme, para que no vuelva a arrebatarme el sentido, para que no me asfixie.
Me busca, a veces creo que le busco yo. Nos añoramos como se añoran dos peces encerrados en un mismo estanque del que nunca saldrán aunque no lo sepan.
Quizás incluso hasta nos necesitemos, como quien necesita saborear el horror para volver a sentir lo que es placentero.
Sé que hoy no quiero encontrarte, gris, pero reconozco que antes tu presencia hacía este vacío más reconocible, más salvable.

Hispalis

Vuelvo a ti a encontrar mi sed, a buscar mi hambre.
Quiero sentir mi sangre brotar de nuevo, quiero hallar mi pasión en tus calles, en tu olor, en tu historia.

Necesito perderme en tus orillas para poder saber quién soy,
necesito diluirme entre tus gentes para recuperarme a mí misma.

Hispalis, tengo que ahogarme en tus aguas para sentir de nuevo qué es respirar
Hispalis, necesito que me asesines en una de tus esquinas para poder volver a nacer en ti.

Regreso a casa, una y otra vez, con la esperanza de un naufrago que viaja cargado de respuestas.
Confío de nuevo en ti para arroparme y brindarme las respuestas.