sábado, 14 de diciembre de 2013

Un día cualquiera.

Un día, 24 horas, toda una jornada que a veces nos da tanto de si y otras tantas es simplemente, tiempo perdido.
Una sucesión de momentos que repetimos a lo largo de nuestra vida, en los cuales algunos siguen una rutina,  otros no saben ni en que década se encuentran, y unos pocos, ven su esperanza desvanecerse poco a poco, a veces, algunos afortunados, verán por fin recompensa de sus actos..
Un día cualquiera, nuestra vida puede cambiar, un día cualquiera, nuestra suerte puede regresar, o un día cualquiera podemos ver todos nuestros sueños rotos al caer la noche.
La mayoría de las veces, pasan los días, las horas, y todo sigue igual, por ello, este omnisciente factor de nuestra corta e intensa vida es vanamente menospreciado, hasta que llega un instante, en el que se nos agota, o simplemente, el tiempo nos exprime tanto, que nos arrebata la vida que nos queda.
Hay algunos casos, en los que nuestro tiempo desaparece demasiado rápido, y en otras ocasiones, malgastamos este poco y valioso combustible, en cosas o personas que ni siquiera nos aprecian, por ello yo llamo a que nos paremos un momento a pensar, lo cual no sera tiempo perdido, y reflexionemos sobre todo lo que nos queda por vivir, por sufrir, por experimentar, por disfrutar, y casi mas importante, quien estará a nuestro lado en todos esos momentos..                                                                                                          Así que un día cualquiera, como hoy podríamos darnos cuenta realmente de que hacer con este tiempo, tan preciado, y tan escaso, en lo que nos queda de vida.                                                                      
Un día como hoy me puse a pensar, a pensar en el porqué de las cosas, y sobretodo en porque actuamos de una manera u otra.
Vivimos rodeados de personas necias que viven felices cada día solo por cuatro palabras bien colocadas,recibidas en un mensaje, de alguien que a unas cuantas manzanas de ellos, al día siguiente posiblemente ni miraran a los ojos cuando se lo crucen en el patio del instituto, por ello gente como yo, almas vagabundas, se dejan caer a los pies de cualquiera que no te mande cuatro palabras mal colocadas por un mensaje vía red social, si no de esas personas que siempre están ahí con una sonrisa perfecta esperándote en tu puerta, esas personas con las que pasarías todo el tiempo que existe en este mundo y que desgraciadamente no tenemos, esas personas por las que despertarse cada día antes de que salga el sol, merece la pena.
 Y si, hablo de esto porque yo soy una de esas almas que vagan buscando una luz que destaque entre este túnel lleno de astros con una intensidad muy leve, sutilmente monótona, dado que son como todos quieren que seamos, siguiendo al líder, sus ideas, sus gustos,y que él destaque sobre todos nosotros, pero, afortunadamente sigue habiendo aquellos casos aislados de estos auténticos milagros que son la luz al final de este túnel que nos retiene aquí.
Y cuando descubre esa luz de aquellas personas, solo quieres huir, aislarte, alejarte lo mas lejos posible de todas aquellos individuos, que por casualidad, intenten cambiar a esa persona que tu quieres.
Que la quieran cambiar y convertirla en uno mas del montón, y tu tienes ese miedo. a que se olvide de ti, a que sea como los demás y piense que tu simplemente estás loco por querer ser un individuo único y original, como todos deberíamos ser, pero por encima de cualquier cosa tienes miedo a perderla, porque sabes que por muy poco tiempo que lleves con esa persona, lo es todo para ti, y sin ella tu quizás pierdas la luz que te hace destacar, porque somos humanos y hacemos las cosas por las personas que queremos y quizás, solo quizás, seamos quienes somos porque tenemos personas por las que luchar día a día, por las cuales pensamos que quedarse en este mundo es mejor que la idea de querer acabar con esta agónica aventura que es la vida, porque todos sabemos como acaba la historia, pero no sabemos ni como, ni quien tendremos a nuestro lado en ese momento,y ahora, para seguir pensando...¿No merece la pena vivir por alguien que morir sin nadie al que añorar?