Como todas las tardes de estos últimos dos años, ella está ahí.
Tan despampanante como siempre, se dispone a cruzar la calle, para seguidamente subir y quizás llegar a casa, como hacia yo la primera vez que la observé con atención.
Fue para mi un momento mágico, los motores cesaron al unisono cuando ella se disponía a cambiar de acera, con tanta decisión, sin duda alguna algo sorprendente dada su corta edad.
Deduzco que tendría mis años pero parecía mucho más pequeña. Muchas veces intenté cruzarme con ella, buscando una sonrisa, algún gesto, y ella sin embargo nada.
Me pregunto quien será, aquel personaje tan desconocido para mi, al que a su vez, idolatro tanto. Algún día tendré la fuerza suficiente para ir y preguntarle su nombre, pero decirle que la llevo contemplando todo este tiempo sonaría un tanto enfermizo.
Quizás ella también me haya visto, pero yo no destaco tanto como su escuálida figura en un día de lluvia, o cómo en un caluroso día de verano representaba la felicidad general llevando una de sus ceñidas y alegres camisetas color pastel.
Como todas las tardes de estos últimos dos años, ella está ahí, subiendo la calle, la chica con la mochila azul.
lunes, 17 de febrero de 2014
Nosotros mismos somos la clave de nuestras propia destrucción.
Y si, sé que suena alocado, pero nosotros mismos somos ese cable blanco unido al rojo, que detona la bomba, y lo mejor de todo es que también somos aquel capaz de desactivarla.
Simplemente, hay veces en las que nosotros cargamos con cantidades de pólvora innecesaria, que lo único que hace es que explotemos aún con mas fuerza.
En muchos casos, esa pólvora son personas que prenden la mecha, la inmensa mayoría con gran importunidad, y nos hacen enfadarnos por cosas,a las que en cualquier otro momento no daríamos importancia.
Por lo cual ¿de verdad hay gente que merece tanto la pena, a pesar que nos saquen de quicio?
Anteponemos el amor por encima de todo, y a veces no nos salen las cuentas, ojala todo fuera solo una operación matemática, en la que no hubiese otros factores involucrados mas los dos con los que hay que operar, pero desgraciadamente no vemos lo mucho que perdemos, por ganar solo una cosa.
Cada vez mas me cuestiono si de verdad hay alguien ahí afuera, alguien que este hecho para complementarnos de verdad y que no nos defraude.
Y si, sé que suena alocado, pero nosotros mismos somos ese cable blanco unido al rojo, que detona la bomba, y lo mejor de todo es que también somos aquel capaz de desactivarla.
Simplemente, hay veces en las que nosotros cargamos con cantidades de pólvora innecesaria, que lo único que hace es que explotemos aún con mas fuerza.
En muchos casos, esa pólvora son personas que prenden la mecha, la inmensa mayoría con gran importunidad, y nos hacen enfadarnos por cosas,a las que en cualquier otro momento no daríamos importancia.
Por lo cual ¿de verdad hay gente que merece tanto la pena, a pesar que nos saquen de quicio?
Anteponemos el amor por encima de todo, y a veces no nos salen las cuentas, ojala todo fuera solo una operación matemática, en la que no hubiese otros factores involucrados mas los dos con los que hay que operar, pero desgraciadamente no vemos lo mucho que perdemos, por ganar solo una cosa.
Cada vez mas me cuestiono si de verdad hay alguien ahí afuera, alguien que este hecho para complementarnos de verdad y que no nos defraude.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)