lunes, 17 de febrero de 2014

Nosotros mismos somos la clave de nuestras propia destrucción.
Y si, sé que suena alocado, pero nosotros mismos somos ese cable blanco unido al rojo, que detona la bomba, y lo mejor de todo es que también somos aquel capaz de desactivarla.
Simplemente, hay veces en las que nosotros cargamos con cantidades de pólvora innecesaria, que lo único que hace es que explotemos aún con mas fuerza.
En muchos casos, esa pólvora son personas que prenden la mecha, la inmensa mayoría con gran importunidad, y  nos hacen enfadarnos por cosas,a las que en cualquier otro momento no daríamos importancia.
Por lo cual ¿de verdad hay gente que merece tanto la pena, a pesar que nos saquen de quicio?
Anteponemos el amor por encima de todo, y a veces no nos salen las cuentas, ojala todo fuera solo una operación matemática, en la que no hubiese otros factores involucrados mas los dos con los que hay que operar, pero desgraciadamente no vemos lo mucho que perdemos, por ganar solo una cosa.
Cada vez mas me cuestiono si de verdad hay alguien ahí afuera, alguien que este hecho para complementarnos de verdad y que no nos defraude.

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