martes, 29 de julio de 2014

Dar tanto por una persona, la que se supone que estaba ahí para nosotros, y que re repente desaparezca, se desvincule de todo lo que tiene que ver contigo y te deje solo, sin explicaciones, sin despedida, sin nada, como un perro abandonado.
Lo peor de todo es que, como buenos perros, leales que somos, esperamos su regreso, lo anhelamos, como si no nos importase ninguna otra cosa, y cuando vemos que se demora, vamos tras ellos, somos buenos chicos en busca de su amo.
Y a pesar de todo esto, de poner todo de nuestra parte, de hacer todo lo posible para mantener algo vivo, esa persona no va a cambiar, no vas a importarle más por un buen discurso, no vas a hacer que recapacite y te diga lo mucho que en verdad te necesita.
No lo va a hacer, porque su orgullo a veces les supera, y aun así lo esperamos, esperamos que todo vuelva a ser como era antes, que todo acabe bien, y a lo mejor no es lo correcto en realidad, a lo mejor no es la persona idónea con quien recorrer el camino, alguien del que nunca hemos recibido nada, y nunca lo haremos. Quizás solo añoremos como eramos con esa persona, como nos hacia sentir, y pensamos que la necesitamos cuando en realidad solo nos necesitamos a nosotros mismos de esa manera.
Ella buscaba un cuento de hadas, y encontró una princesa.
Él añoraba al dueño del zapato de cristal, y encontró al chico que calzaba un 45.
¿Acaso estas historias de amor no son perfectas? ¿Acaso no les podríamos enseñar esto a nuestros hijos?
¿Por que debemos tratarlo como un tema tabú, en vez de reflejarlo como una realidad, la cual es su verdadera etiqueta?
En una sociedad que prejuzga a todos por igual, ¿por qué deben sufrir unos mas que otros? Solo por sentir el sentimiento mas puro e inocente que existe, el amor..
Nos pasamos la vida intentando complacer a las personas que tenemos a nuestro alrededor, día tras día, dando lo mejor de nosotros, ¿para qué?
Para creer que hacemos lo correcto, para intentar apaciguar nuestra propia cólera con sus problemas, y para que un día simplemente desaparezcan de nuestras vidas tan rápido como llegaron.
Siempre está presente la típica frase encantadora que decimos a alguien cuando estamos conociéndole, intentamos que piquen el anzuelo, quizás para no sentirnos solos en un mundo tan hostil.
Intentamos apaciguar nuestra propia cólera, si, pretendiendo arreglar nuestros problemas apartándolos y centrándonos en los de los demás, en su dolor, y en realidad, los dejamos aparte para que sigan aumentando su tamaño, ¿para qué sirve arreglar la vida de los demás cuando la nuestra es un caos?
Creemos ser mejores y estar bien por hacer que otras personas sean felices, y nos olvidamos de nosotros.
También nos merecemos ser felices, también merecemos que nos cuiden, y que nos ayuden.
Al final llega el día en el que nos sentimos vacíos, sin ganas de seguir nuestro camino, sin esperanza.
Debemos darnos cuenta de que nadie nos acompañará siempre, y que non podemos dejar nuestra felicidad a merced de otros, solo tu mismo tienes el poder de elegir como quieres estar, todo depende de tus decisiones.
Solo necesitamos darnos un descanso, salir de esta rutina aplastante y pensar solo por y para nosotros.
Creo que todos deberíamos hacerlo, nos deberíamos dar ese tiempo para hablar con nosotros mismos, para ser personas mejores y más felices, y seguro que así haríamos felices a muchas más personas. A veces hace falta que encontremos a alguien para ello, alguien con quien disfrutemos, y que nos haga ver lo que verdad valemos. Pero solo nosotros somos poseedores de la opción de cambiar, para mejor o para peor, nunca deberíamos cambiar por nada ni por nadie que no sea uno mismo. Deberíamos sentirnos importantes en nuestra propia vida, imprescindibles, independientes y maduros. Deberíamos darnos cuenta de lo buenos que somos, y de lo mejores que podríamos ser, deberíamos aceptarnos y sentirnos bien con nosotros mismos, siempre.

domingo, 6 de julio de 2014

Una de las cosas más importantes para los escritores, en mi opinión, es la inspiración.
Si carecemos de ella es prácticamente imposible que podamos escribir algo decente, así que si, dependemos de ella.
Algunos buscan la inspiración en lugares que les gustan, otros en recuerdos, en personas, hay mil sitios donde encontrarla, pero a veces nos quedamos sin imaginación para pensar cual es el lugar idóneo donde la encontraremos.
En los momentos de sequía, la culpamos de todos nuestros males, pero lo que es de verdad interesante es la capacidad de buscar y rebuscar sin descanso hasta tenerla en nuestras manos.( o en nuestra cabeza)
Puede ser que creamos que ella simplemente viene sola, y a veces es así, pero es fascinante como un escritor encuentra en lo más hondo de su interior algo que sirva de verdad, algo grandioso.
Quien me conozca sabrá que las llamadas 'musas' son un factor importante para mi, pero esta vez he encontrado algo verdaderamente grandioso.Un pozo sin fondo imaginativo en el que podría nadar entre conceptos extraordinarios sobre los que hablar, si fuese material.
A veces cuando menos creemos en nosotros mismos y más bloqueados estamos llega alguien que con tres frases, nos abre los ojos, y eso si que es grandioso para mi.
Al menos ahora en esta búsqueda constante del tema perfecto, yo sé donde encontrarlo.
Por ello, deberíamos pararnos a pensar en todas aquellas pequeñas grandes cosas o personas que ayudaron a que las grandes figuras literarias nos deleitaran con su obra.
Y agradecérselo de corazón, por ser culpables en parte de habernos hecho sentir bien cuando peor estábamos, o de teletransportarnos a un lugar mejor cuando no veíamos la luz al final del túnel.